Siempre es la vida que pudo ser la que más duele, porque en esa vida del “quizás si” uno se olvida de tomar en cuenta el dolor de la realidad. Siempre son los fantasmas del pasado los que aparecen cuando menos los esperamos, a través de voces de otros, de fotografías repentinas, mensajes inoportunos o sueños ridículos.

No me considero una persona infeliz, considero que la vida me ha dado mucho y que las aventuras que he vivido han valido haber zapateado, llorado y viajado.

“Pero ésta no será conmigo…” profeticé hace mucho a quien de cuyo lado pensé nunca me apartaría. A veces creo somos escuchados por el universo cuando lanzamos nuestras declaraciones al aire y éste nos maldice cumpliendo lo que nos atrevimos a confiar al viento.

Nunca con arrepentimiento, siempre con la cabeza en alto, pero a veces con dificultad cuando se impone la melancolía de una vida pasada, imaginada y secuestrada.

Empezar de nuevo es posible, aceptar que los caminos tomados fueron los únicos posibles se vuelve más palpable con el pasar del tiempo. Lo que pocos advierten es que el “quizás si” te acompaña siempre, un dolor intermitente e inesperado que nunca te abandona. Son esos momentos de melancolía, cuando el fantasma debilita las fibras del alma, por traer a relucir un dolor que se creía oculto, un trago amargo que se creía pasado, el anhelo de una vida no admitida.

Ante tanta inmensidad, cerramos las puertas. Dejar afuera es sobrevivir, pues a pesar de aceptar, seguir y sonreír, pensar es el peor de los males humanos.

2 Comments on “El que quiera entender, que entienda.”

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